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Entrevista Mayte Esbri Editorial Ofegabous

Cabeza de Chorlito: Partamos desde el principio para quienes no os conocen, hablemos sobre los inicios de la editorial: ¿cómo surge Ofegabous y quién compone el equipo editorial?

Mayte Esbri: Ofegabous somos Curro y Mayte Esbrí. Hermanos, procedentes de Vall de Uxó (Castellón) y residentes en Madrid. Curro estudió filología, literatura comparada y corrección, y trabajaba en una distribuidora de libros. Yo me formé y trabajé en diseño gráfico e interiorismo, pero también en gestión de eventos culturales. Siempre quisimos hacer algo juntos en torno al libro, al principio era una librería, pero la cosa fue evolucionando con los años hacia algo que nos parecía mucho más atractivo: editar libros. Casi todas las decisiones importantes las tomamos a pachas, aunque la producción editorial es mi responsabilidad y las labores de corrección y distribución las gestiona Curro. En las demás tareas repartimos todo lo equitativamente que podemos.

Ofegabous

 CCH: ¿Cuál es la diferencia entre una editorial independiente y otra que no lo es? ¿Cuáles son las ventajas y desventajas? Por ejemplo, la distribución de una editorial pequeña e independiente y especializada en arte debe ser más compleja.

ME: Definir qué es una editorial independiente es bastante complicado, la base de la independencia supongo que viene cuando el criterio de elección de contenidos y formatos no está condicionado, esto es, una editorial independiente elige libremente que contenidos publica sin tener en cuenta motivos económicos y puede experimentar con los formatos. Creo que esa es nuestra mayor ventaja, la libertad creativa para tomar cualquier decisión. Aunque tanta creatividad tiene también sus peligros.

Cuando has pasado meses desarrollando un proyecto, investigando, experimentando una idea novedosa, lo lógico es que el gran público no lo pille a la primera o simplemente no despierte su interés, por eso la mayoría de editoriales pequeñas o independientes están dirigidas a públicos minoritarios, con intereses en los mismos campos. Supongo que con el tiempo algunas de estas ideas serán absorbidas por las grandes y llegarán al gran público. Las editoriales independientes funcionan como pequeños laboratorios de ideas.

La distribución para nosotros es bastante complicada, cada uno de nuestros libros tiene unas características tan particulares que, empezamos desde cero cada vez a repensar que sitios son los más adecuados para vender cada libro. Por ejemplo: nuestro primer título era un libro de artista pero también un libro infantil, incluimos en la distribución algunas tiendas infantiles que nos parecían adecuadas, tiendas con las que hemos tenido que dejar de trabajar con los siguientes proyectos.

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///Mi juguete favorito, de María Jesús Vallejo Serrano /// Hemos venido a darlo todo, de Wences Lamas ///

CCH: ¿Qué supone publicar a artistas “desconocidos”? ¿Existe en España una cultura de libros de arte más allá de los catálogos o antologías?

ME: Pues la verdad es que creo que la gente no está acostumbrada a este tipo de libro. El libro de artista ha acabado siendo muy elitista y la mayoría de la gente piensa en ello como en algo lejano y antiguo aunque tengo la sensación de que está cambiando, en gran parte gracias al auge del foto-libro, aunque también los fanzines, los álbums ilustrados y las novelas gráficas cada vez son más arriesgadas y más cercanas al “Arte”.

CH: Cuando os decidís a publicar un libro, ¿lo hacéis porque os habéis “enamorado” del proyecto? o ¿entra el factor ventas en la ecuación y publicáis lo que el mercado demanda?

ME: Curro y yo somos un poco ingenuos en ese sentido y siempre creemos que hay mercado para nuestros libros, además estamos convencidísimos porque, como tu dices, nos enamoramos de los proyectos, pero la realidad no siempre es esa por desgracia.

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/// Moon Park, de Jonathan Notario /// Nostradamus somos todos. Profecías de bolsillo, obra colectiva comisariada por Elena Martín Sánchez///

CCH: En un mercado en el que cada año se publican infinidad de libros, ¿cuál es vuestro hueco? ¿Corremos el riesgo de que el libro se asemeje a una lata de tomate en un supermercado?

ME: Es cierto que se publican demasiados libros, o al menos esa es la sensación. Y sí, se ha convertido el libro en un objeto de consumo que va con las modas, el público demanda novedades. La verdad es que nosotros publicamos pocos libros y de tiradas pequeñas, no le damos mucha importancia al concepto “novedad”. Es nuestra manera de ser y de trabajar. Supongo que esta cuestión está más presente en las grandes editoriales que tienen que mantener una estructura empresarial y, para ello, necesitan mucha venta y la consiguen generando contenido sin parar.

Las editoriales como la nuestra pretenden fabricar otro tipo de libros, los que duran, los que te acompañan a nivel emocional, con ediciones cuidadas que le den también valor como objeto. El libro de bolsillo es de usar y tirar, los nuestros están pensados para quedarse.

Aunque no me importa nada encontrarme libros en cualquier supermercado, centro comercial, tienda de ropa, museo, cafetería… Para mi casi siempre es una alegría.

CCH: ¿En la edición de libros de arte existen «bestsellers» al igual que los hay en otros ámbitos editoriales?

ME: Sí, y la verdad es que no me parece nada mal. Ahí está Taschen. Todos hemos comprado uno alguna vez, cuando eres joven y no te puedes permitir o no tienes acceso a otra cosa están bastante bien, al fin y al cabo es cultura.

Lo que si espero, es que el consumidor sea consciente de qué tipo de libro tiene en sus manos, y sepa el valor que tiene comparado con otras editoriales que arriesgan mucho más publicando autores no consagrados, cuidan mucho las ediciones e imprimen pocas unidades en imprentas locales o en sus propios talleres.

Creo que una persona que está desarrollando su propio criterio al cabo del tiempo deja de comprar bestsellers y se especializa un poco más.

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